martes, 25 de marzo de 2014

reto 39


Los antiguos creían que la fortuna, diosa caprichosa y esquiva, era propicia a abandonar a los mortales cuando estos disfrutaban de la dicha que ofrecía la gloria.
Los vaivenes de esta antojadiza diosa estaban motivados en muchas ocasiones por la envidia que los propios dioses profesaban a los mortales, ya que los inmortales, aunque de condición divina, también estaban sujetos al destino y a sus inevitables contingencias. Por ello el hombre afortunado era contemplado con admiración, pero también con temor y reparo debido a la posible inquina que los dioses podían profesarle.
La historia antigua nos enseña a través de cientos de ejemplos no sólo la variabilidad de la suerte, sino también la inevitabilidad del destino. El mito de Polícratres es quizá la narración que mejor representa lo trágico de la existencia; sin embargo, fue la vida de Alejandro la que demostró al mundo antiguo que la fatalidad no era ajena a los hijos de los dioses.
Durante su larga estancia en Ásia el bástago de Filipo comenzó a sufrir los rigores del destino. Tras la batalla, imbuido de una turbadora manía alcohólica Alejandro cometió los excesos más inhumanos. Su acostumbrada bondad, su renombrada humanidad y sabiduría se diluyeron entre los vapores etílicos de sus triunfos. A tal punto llegó la envidia de los dioses que el antiguo baluarte de la amistad macedonia se desmoronó cuando Alejandro, poseído por la locura, asesinó a uno de sus amigos más cercanos cuando éste, molesto por los excesos de su rey, le echó en cara su excesiva crueldad recitando los versos de un celebérrimo autor trágico.

En el reto de hoy queremos saber:

1. Nombre del amigo de Alejandro que fue asesinado tras recitar los versos.
2. Nombre del autor de los versos.

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