jueves, 13 de marzo de 2014

reto 36


¿Quién guiaba los pasos de Alejandro? ¿Quizá la fortuna?, ¿acaso su propia valentía?, ¿o tal vez la impredecible casualidad? En la antigüedad no era raro que los hombres se embarcaran en las más peligrosas aventuras sólo por el afán de imitar a los antiguos héroes. Si no, ¿cómo explicar hazañas tales como la Anábasis de Jenofonte o las campañas de Alejandro? Los hechos heroicos narrados por Homero estaban muy presentes en la imaginería griega. Por ello no nos debe sorprender la temeridad con la que Alejandro acometía sus empresas.
Los cronistas del macedonio, habitualmente discordantes en muchos datos, coinciden en indicar un curioso hecho: Alejandro era un ferviente lector de la Illiada. Su afición era tal, que un pequeño ejemplar del épico poema siempre le acompañó en sus batallas. En los héroes de la guerra de Troya Alejandro buscaba la inspiración necesaria para el campo de batalla. En sus peripecias, en sus vivencias, en sus aventuras y miserias, el joven conquistador buscaba su rumbo como el marino la estrella que le oriente en la inmensidad del pielago.
Pero los héroes Homéricos no eran perfectos. La desmesura propia de su orgullo nublaba su raciocinio y les hacía cometer todo tipo de excesos. La historia que nuestro héroe se quiso forjar a imitación de los antiguos  también estuvo salpicada con este género de acciones cruentas. Quizá la más destacable entre ellas fue la que llevó a cabo tras el sitio y conquista de una inexpugnable ciudad situada en la actual Palestina, donde como antaño hiciera Aquiles, el joven Alejandro cometió una acción reprobable por su desmesura.
En el reto de hoy queremos saber:

1. ¿Qué acción cometió Alejandro?
2. ¿La muralla de qué ciudad lo contemplo?

Pistas: Si os gusta el fútbol os sorprenderá el parecido aunque sea el último.

No hay comentarios:

Publicar un comentario