No resulta extraño que Pirro entendiera como una derrota lo que había resultado ser una ajustada victoria, ya que seguramente comprendió que el empuje de las tropas republicanas había estado lejos de ser derrotado. El arma principal de las legiones no eran las gladius, ni sus punzantes pilum, ni siquiera su milimétrica organización militar. El secreto de Roma estaba en sus hombres, en su forma de entender el deber, en su entrega total al Estado.
Frente a la egolatría griega, la moral romana ensalzaba los valores de sacrificio y entrega. El verdadero ciudadano republicano no buscaba su propia gloria, sino el enaltecimiento de su pueblo. Y para ello los hombres de Roma eran capaces de entregar hasta la última gota de sangre.
En el penúltimo reto del curso quería que conocierais la historia de una de esos hombres sencillos y a la par soberbios. Con su ejemplo de entrega y valentía no sólo consiguió que las tropas samnitas abandonaran el sitio de Roma, sino que además propició que las futuras generaciones imitaran su ejemplo. Para ello fue capaz de quemar su propia mano mientras profería una de las sentencias más brillantes de la historia del hombre.
En el reto de hoy queremos saber:
1. Nombre del hombre sencillo.
2. Cuáles fueron las palabras proferidas...
Pistas: zurdito...
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